Estar ciega duele y consuela

Puedes ver, pero sin embargo en tu fuero interno sabes que estás ciega desde que naciste.

No es tu culpa, es el estigma que los humanos arrastran al no saber amar.

A veces es util, no ves cuándo ni cómo se burlan de ti. A veces molesta, porque con el tiempo y la distancia ves cosas que deberías haber hecho y no hicistes y eso te molesta -No sabes cuanto me molesta no haberte sabido consolar, corazón de gorrión-

A través de la niebla, de lo pantanoso de la media ceguera; ves que te quieren aunque sea a su manera y, tratas de corresponderle sin besos -que no le gustan- ni abrazos -que le molestan-: a su manera.

Veo más que los demás, porque siento como si me hubiesen amputado mi capacidad de amar a otros... No sé si quiero dejar que me quieran y tampoco si quiero querer a mi manera. De momento me adapto a las formas de querer de mis amigas y las quiero como me quieren.



(Inciso: Quisiera tener la capacidad de querer o creer en algo o alguien sin reservas y con la totalidad de mi alma. En lo más profundo de mi botiquín de emergencia guardo todos mis besos a la espera de alguien que los quiera. Siento que se van caducando, uno a uno; a la velocidad de la caída de las hojas en otoño, y mi fábrica aún esta en construcción.)

Página 238, ejercicio 1

3. Manrique habla de la vanidad de las cosas eternas, como el lujo, la riqueza, y el poder. Escribe tú un breve alegato para criticar -o defender- el poco valor de las cosas que atraen a la sociedad actual: el consumismo, los bienes materiales, las diversiones, el cuidado del cuerpo...

Dime, dime tú, que igual que yo vas camino de la muerte: ¿Qué queda de lo que en vida tienes? ¿Qué te llevas de lo que en la vida consigues? ¿Puedes acaso tú, llevarte todo tu dinero, todos tus premios, todo lo material; puedes llevártelo cuando partes hacia el más allá?
De qué sirve tanto comprar, tanto acumular sin valor ni ética, tanto desear; si al final a la muerte nos enfrentamos solos y totalmente desnudos, sin nada más que ofrecer lo que en sí somos.
Todos, después de la muerte, somos polvo, tierra, nada.
¿Por qué, entonces; tratamos de comportarnos como si fuesemos eternos?









Me inspiró el verso "Somos proyectos de cadáveres", de las últimas sesiones de poesía, Patricia